viernes, 6 de junio de 2008

La relación del gaucho con los irlandeses y los vascos



La hostilidad del gaucho hacia el italiano o el español, dice Arturo Jauretche en "Manual de Zonceras Argentinas", nace de la frecuente condición de comerciante de estos, de superior cultura comercial que coloca en inferioridad de condiciones al nativo.
Es un hecho curioso que esa actitud no haya alcanzado ni al irlandés ni al vasco. Pero es fácil de explicar continua A.Jauretche. El mayor número de vascos e irlandeses vinieron en la época en que la pampa húmeda fue ocupada por la oveja con preferencia al vacuno, y estas dos inmigraciones correspondían a pueblos pastores.
Vascos e irlandeses recibían el “piño” al tercio de las crías y las lanas, de manera que a los tres años, el inmigrante tenia su propia majada como su parte de las pariciones y su capital como parte de las esquilas, lo que le permitió comprar campos en la zona mejor situada de la provincia de Buenos Aires.
Vascos e irlandeses no fueron comerciantes sino por excepción. No hubo antagonismo, y además realizaron en la ganadería tareas, como las de la oveja que el gaucho subestimaba dentro de su propia especialidad ganadera. Además se enriquecieron pronto, comprando tierras…y antes de la gran corriente inmigratoria encontró los hijos y nietos de de vascos e irlandeses camino del doctorado; así la sociedad moderna, la Argentina post-inmigratoria, los encontró socialmente jerarquizados, particularmente a los irlandeses al hacerse urbanos, porque aquí los ingleses abandonaron la actitud despectiva que tenían para los mismos para empezar a considerarlos como ingleses por razones de idioma. Esto explica el que haya tanto irlandés anglicanizado, concluye Jauretche.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Reunión el 27 de mayo de 2008


Nos reunimos a tomar el té:
- Beatriz y Celina hijas de mi hermana Lucy
- Mi hermana Teresita y su hija María Julia
- Mi hija Valeria y yo.
De izquierda a derecha: Celina, Mabel, Valeria, Beatriz, María Julia y Teresita

martes, 15 de abril de 2008

Nicholas Kavanagh (1828 – 1878)


Imagen: www.irlandeses.org/

En 1844 Nicholas Kavanagh llega al puerto de Buenos Aires. Su viaje se había iniciado en Wexford Irlanda, tenía 26 años y sueños de triunfar en estas tierras.
En Irlanda no tenía posibilidades de tener sus propias tierras, provenía de una familia con muchos hermanos y sólo el mayor heredaba el terruño de los padres. En esa lejana época, en Irlanda las familias campesinas se alimentaban principalmente de papa. La peste de la papa, llamada roya, atacó durante varios años las plantaciones, esto produjo un desastres en la población, generando los que se dio en llamar “La gran hambruna” (1845-1851). Muchas personas murieron por las enfermedades y el hambre y muchas otras decidieron emigrar. En esos años Irlanda pasó de tener ocho millones de habitantes a cuatro millones, es decir, la población se redujo a la mitad. Los que decidieron emigrar, escapando de la pobreza y el hambre, eligieron como destinos, principalmente, los países de habla inglesa: Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Fueron pocos los que se dirigieron a Sud América.
El 25 de junio de 1844 el barco Willam Peele llega Buenos Aires: llevaba 114 emigrantes irlandeses a bordo. Entre los pasajeros están John Connor, James Garrahan, Patrick Howlin, Nicolas Kavanagh. etc. Este último es mi bisabuelo y tatarabuelo de mis hijos.
Nicolás (Nick) nació en 1818, partió de Wexford, se casó con Mary Bruñe (1834-1918) oriunda de Westmeath y figura en el censo de magdalena en 1869.
No tengo muchos datos sobre su vida, sé que se instaló en el sur de la Provincia de Buenos Aires, arrendando campos para la explotación de ganado lanar. Fue fundador de “La Estancia Vieja”, llegó a ser dueño de una gran fortuna por la cantidad de cabezas de ganado que poseía. Luego de su muerte, su hijo Nicolás, continuó con la explotación de los campos.

Ingresos por el puerto de Buenos Aires


Imagen: www.irlandeses.org/

las listas de los pasajeros llegados al puerto de Buenos Aires hasta el año 1880 encontramos 8 personas de apellido CAVANAGH y 9 de apellido KAVANAGH, que arribaron a nuestras playas entre 1844 y 1865, y conforme al siguiente detalle:

Eliza Cavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Thomas Cavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Julia Cavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Mary Cavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Bridget Cavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Nicholas Kavanagh inglesa 4.7.1844 Liverpool W.Peele
Eliza Kavanagh inglesa 10.2.1851 Liverpool W.Peele
James Kavanagh inglesa 10.2.1851 Liverpool W.Peele
Nicholas Kavanagh s/d 6.9.1862 Liverpool La Zíngara
James Cavanagh irlandesa 30.4.1863 Liverpool Argos
Ellen Cavanagh irlandesa 30.4.1863 Liverpool Argos
Richard Cavanagh irlandesa 30.4.1863 Liverpool Argos
Matthew Kavanagh s/d 6.5.1863 Liverpool La Zíngara
James Kavanagh s/d 25.6.1864 Liverpool Paraguay
Mary Kavanagh s/d 17.10.1865 Liverpool Leda
Arthur Kavanagh s/d 17.10.1865 Liverpool Leda
? Kavanagh s/d 13.6.1865 Liverpool Mersey

The Kilrane Boys de Walter MacCormack.


Imagen: www.irlandeses.org/

A los trece días del mes de abril del año 44, con el florecer de la primavera, los pájaros cantaban por toda la costa verde de Erin.
El tren con plumas en concierto tocó su armoniosa melodía para resonar junto con las aclamaciones que hacían eco por Kilrane.

Veo aparecer a doce jóvenes sin igual, ellos lucían espléndidos.
Despidieron a sus amigos, a sus vecinos y a sus queridos padres.
Gritaron “Adiós, Dios esté con ustedes,
nosotros vamos a los confines de AMERIKAY.

Mis queridos chicos, cual es la causa o la razón por la que deben ir?
Dejar su país de origen por una tierra que no conocen?
Dónde van a profesar la santa fe que nunca dejaron de practicar?
Ahhh!! Que estúpidas noticias les indujeron a ir a la salvaje AMERIKAY?

Las tontas leyes británicas son la verdadera causa de su ida a tan lejano lugar!
Desde los frutos de nuestra dura labor, ellos nos defraudaron acá cada día.
Para ver a nuestros amigos en esclavitud y por los impuestos para pagar
Antes nosotros vamos a buscar como sabuesos, vamos a surcar el furioso mar.

Son Billy Whitty y su novia, sus nombres van a sonar, John Connors y John Murphy de la ciudad de Ballygaeary.
Nick Kavanagh y Tom Saunders, dos jóvenes que nadie puede culpar.
James Pender, Patick Howlin y cuatro de Ballygillane.

Larry Murphy de Kilrane se unió a ellos
en Buenos Aires, tierra de libertad.

En Wexford el día trece muchos nos despedimos,
ellos estuvieron conversando con sus amigos hasta que sonó la última campanada.
Entonces ellos dieron tres vítores por Irlanda que reverberó con vivas
y con uno de Dan O’Connel ellos intrépidamente partieron.

Oh, ahora ellos están en el océano, pueden los ángeles ser sus guías y enviarlos seguros a través del bravo mar y la buena marea.
Que podamos vivir para encontrarnos de nuevo, en salud y en riqueza, Dios los envíe seguro con sus amigos los gallardos jóvenes de Kilrane.
Traducido por Gaby Basarte

En inglés:
The Kilrane Boys
by Walter McCormack*
On the thirteen day of April in the year of Forty-four
With the bloom of Spring the birds did sing around green Erin's shore
The feathered train in concert their tuneful notes did strain,
To resound with acclamations that echoed through Kilrane.
Twelve matchless youths I see approach, most splendid they appear.
They leave farewell with all their friends, their neighbours and parents dear.
As usual to their bosoms flew some mirth for to display;
They cried "Adieu, God be with you; we're bound for Amerikay."
My darling boys, what is the cause or the reason you must go,
To leave your native country for a shore you do not know,


Where you'll profess the holy Faith from which you ne'er did stray;
Ah, what dull news have you induced to wild Amerikay?
Foul British laws are the whole cause of our going far away;
From the fruits of our hard labour they defraud us here each day.
To see our friends in slavery tied with taxes for to pay.
Ere we'll be bound to such bloodhounds we'll plough the raging sea.
There's Billy Whitty and his bride, their names I will first sound,
John Connors and John Murphy from Ballygeary town.
Mick Kavanagh and Tom Saunders, two youths that none can blame,
James Pender, Patrick Howlin and four from Ballygillane.
Larry Murphy from Kilrane joined them in unity:
They're bound for Buenos Aires, the land of liberty.

On Wexford's Quay the thirteenth day were many go bid farewell;
They stayed conversing with their friends till sound of the last bell.
Then they gave three cheers for Ireland that echoed with hurray,
And with one for Dan O'Connell they boldly sailed away.

Oh, now they're on the ocean, may the angels be their guide
And send them safe through angry wave, o'er rock and welling tide;
That we may live to meet again in health and wealth and store.
God send them safely to their friends the blooming Kilrane corps.

* Ranson, Joseph (ed.), Songs of the Wexford Coast (Wexford: John English & Co., 1975, first ed. 1948.), p. 74
The editor mentions that he 'got this song from Nick Corish, St. John's Road, Wexford, Feb., 1943. Nick got the song from Paddy O'Brien, ex-N.T. [National Teacher], Rosslare. The author was Walter McCormack of the Bing, Kilrane. A centenary celebration was held in Kilrane on April 11th, 1944, to honour the memory of the emigrants, when the cart, which brought some of the emigrants into Wexford, was drawn in the procession' (p. 75). Mgr. Joseph Ranson was ordained in 1930 in Salamanca, and was parish priest of St. Aidan. In 1949, the Irish Archbishop appointed him to the Directorship of the Irish College in Salamanca. In 1955, he was Administrator of the Enniscorthy Cathedral. Ranson, a distinguished historian and literary critic, died on 27 November 1964 (Coghlan 1987: 151).

Poesía de Walter MacCormack: www.irlandeses.org/

Nicolás Cábana (1853 – 1919) y Catalina Kelly

El abuelo Nicolás se casó con Catalina Kelly hija de una familia irlandesa. Mi abuela tenía 20 años cuando se casó y se instaló en medio del campo casi desértico de Magdalena junto a su marido.
Tuvieron ocho hijos: Mary, Dolly, Bebisa, Mercedes, Nicolás, Diego, un niño que falleció y mi mamá Pilar, la menor de los hermanos.
Los recuerdos que yo tengo provienen de mi abuela materna “Granny Caty” (abuela en inglés).

Nicolás Cábana


Catalina Kelly


Mi abuela vivió hasta los 93 años y por largas temporadas vivió con nosotros. Era una mujer menuda, delgada, de rasgos muy finos y una tez blanca y tersa. Cuando yo la conocí llevaba el cabello recogido en un rodete sobre la nuca y ya totalmente blanco, para mí era igual a las imágenes que aparecían en las latas de té Mazawate. Siempre la recuerdo vestida de negro, me imagino que por el luto que guardada por su marido a quien amó profundamente y siempre recordaba.
Mi madre contaba que cuando murió el abuelo Nicolás toda la familia guardó luto riguroso durante un año y luego medio luto otro año. Eso suponía no ir a fiestas ni a bailes, ni siquiera reuniones familiares. Granny tuvo una vida muy dura, sobre todo cuando era joven y tenía que criar a sus ocho hijos prácticamente sola, porque mi abuelo debía llevar el ganado a pastorear en las invernadas y luego a venderlo a la feria. Eso insumía largos viajes a caballo arriando el ganado por meses a lo largo y ancho de la provincia de Bs.As.
Mi abuelo Nicolás nunca compró tierras y siempre fue arrendatario. C



El abuelo cambió su apellido a Cábana. Esta historia tiene varias versiones: 1) lo cambió para facilitar la ortografía, 2) lo cambió por una profunda enemistad con un pariente del mismo nombre. Nicolás era un hombre de mucho carácter, que manejaba con mano firme a su familia y sus negocios. Todos sus hijos fueron educados en el campo con maestros que contrataba, siempre en inglés. Sólo mi madre, la menor, se escolarizó en español cuando inició la escuela secundaria.
La vida cotidiana de la familia era muy ordenada. Todos se levantaban muy temprano sin excepción desayunaban “porridge” (sopa) de avena con leche. Luego, los más chicos se iban a clase con el maestro, la enseñanza era en idioma inglés. Las hijas mujeres mayores se dedicaban a las tareas domésticas: coser, bordar, pintar etc.
Los hijos los varones mayores iban a trabajar con el padre en el campo. Don Nicolás era sumamente estricto y aplicaba castigos muy duros si no se cumplía con el trabajo. En esos castigos estaban incluidos los peones a quienes los irlandeses llamaban despectivamente “los nativos”.
En clase también los chicos recibían castigos ejemplares si se portaban mal o no hacían las tareas, un castigo era arrodillarlos sobre granos de maíz durante toda la clase o pegarle en los dedos con el canto de la regla o permanecer durante toda la clase de pie sin moverse. El maestro gozaba de mucho prestigio y compartía la vida diaria de la familia. Con el tiempo y a medida que la posición económica del abuelo Nicolás se fue afianzando el sueño de toda la familia se vería cumplido: mudarse a la ciudad de La Plata.
En el campo, las chicas no tenían muchas perspectivas de encontrar un buen candidato y el abuelo entonces compró una hermosa casa en la ciudad y resolvió enviar a su hija menor, mi madre, a estudiar para maestra a Bs.As. creo que eso para ella debe de haber sido muy penoso, las distancias eran enormes y ella iría pupila a uno de los colegios de monjas más estrictos de la ciudad: “María Auxiliadora” en el cual estuvo poco tiempo porque en una visita que mi abuelo le hizo la sorprendió lavando los platos como castigo, indignado con las monjas la retiró y la puso en “La Misericordia” de Cabildo y Zabala donde se recibió de maestra en castellano.
Al morir mi abuelo de carbunclo (tumor que envenena la sangre), en 1919, mi madre comienza a trabajar como maestra bilingüe en los frigoríficos ingleses de Ensenada hasta el día en que se casó con mi padre. Los ocho hermanos Cábana se casaron todos, Bebisa, la mayor se casó con un inglés que vino por los ferrocarriles y que parece haber sido la oveja negra de su familia pues le gustaba mucho la bebida. Tuvieron como siete hijos de los cuales sobrevivieron cuatro que fueron mis primos mayores que vivieron siempre en Lomas de Zamora típico barrio de los ingleses de los ferrocarriles y que yo recuerdo con casas quintas inmensas. Ahí sólo se hablaba en inglés y se bebía té y wisky y la tradición irlandesa se convirtió en inglesa para escándalo del resto de los fervientes descendientes de irlandeses que nunca perdonaron la alianza con el enemigo.

Fernando Barcos


El abuelo Fernando Barcos vino de España era vasco francés. Se instaló en la zona de Magdalena, compró grandes extensiones de tierra en Roberto Payró donde todavía existe el casco d estancia que construyó.
Se casó con una irlandesa, Mariana Mackey y tuvieron nueve hijos. Mis tíos paternos se llamaron: Jorge (Yoyo), Catalino, Manuela, Isabel, Fidela, Ezequiel, Delia, Emma y mi papá Andrés.

Pilar Cábana y Andres Barcos, mis padres

Pilar Cábana


Andrés Barcos



Mis hermanos y yo pasabamos los veranos junto a nuestros tíos Delia, Isabel y Ezequiel que permanecieron solteros toda su vida. Esos veranos fueron inolvidables en nuestras vidas por muchos motivos que ya iré contando.

En la familia de los Barcos por imperio de mi abuelo Fernando la tradición de mi abuela Mariana Mackey apenas dejó rastros en los cabellos rojizos de alguno de sus hijos. La familia siempre permaneció en el campo y todos los hijos, con excepción de Andrés, mi padre, tuvieron su actividad centrada en Payró y Arditi zonas rurales tanto de ganadería como de agricultura. Ya casada mi tía Fidela se trasladó a La Plata.

Los Barcos fueron hombres y mujeres de campo fuertemente arraigados a la tierra. El único de los hermanos que marchó a la ciudad a estudiar fue mi padre que fue puesto pupilo en el colegio “Sagrado Corazón” de La Plata para luego ingresar en la Facultad de Agronomía de la misma ciudad, donde se recibió de ingeniero. La huelga universitaria de 1918 por la autonomía de los claustros, retrasó su carrera por dos años y en ese tiempo conoció a mi madre. Casados en La Plata mi padre fue nombrado en el Ministerio de Agricultura. Tuvieron siete hijos, los tres mayores platenses y los cuatro menores en Bs. As. donde por fin la familia se radicó definitivamente.
Por parte de los Cábana había tradición católica firme y arraigada por las luchas religiosas que atravesó irlanda por eso en la familia de mi madre abundaron curas de la orden pasionista y monjas y se practicaba todo el ritual estrictamente pero los Barcos fueron más bien agnósticos y no practicaban la religión aunque sí bautizaban a sus hijos y respetaban a la iglesia.

De la unión de Andrés y Pilar nacimos los siete hermanos Barcos – Cábana: Pilar (h), Lucy, Andrés (h), Jorge, Mabel (devenida Alicia), Fernando y Teresita.
En esta familia, al principio, en vida de Granny Caty, se habló casi siempre en inglés (menos cuando estaba mi padre). Mis tres hermanos mayores fueron los primeros años al colegio Michel Hamm de Vicente López donde aprendían inglés pero luego mi padre cuando ya su muy querida suegra (y realmente él la quería mucho) murió, desterró el inglés. Luego todos fuimos a colegios en español con inglés o francés pero como una materia más y así el inglés lo fuimos perdiendo. Mi madre al quedar viuda y en una situación económica difícil, a los 70 años, comenzó a dar clases de inglés en una academia y a algunos de sus nietos la recuerdan como una profesora muy severa. También le enseñaba inglés al médico que me atendió a mí en el nacimiento de mis tres hijos.

La familia de mi madre entre tíos y primos era muy numerosa y las familias tenían desde cinco hasta el que llegó a tener trece, pero eso queda para otro capítulo de esta historia.

La inmigración irlandesa en el siglo XIX

Aporte de: María González Rouco Lic. en Letras UNBA, Periodista Profesional Matriculada http://www.monografias.com/trabajos13/irlandes/irlandes.shtml

La inmigración irlandesa que llegó a nuestro país desde 1840 fue:
“Pueblo de agricultores y de pastores, los irlandeses han unido en una misma tradición, el origen celta, la influencia vikinga, la fe en San Patricio, el terror a Cromwell y el heroísmo intrépido de aquel general Sarsfield, antepasado del autor de nuestro código civil. Al promediar el siglo pasado, diversas razones lanzan a un millón de irlandeses a la emigración. Muchos vinieron a la Argentina. Ya se sabía, en Irlanda, que era ésta una tierra hospitalaria” (1).
En su libro “Cómo fue la inmigración irlandesa en Argentina”, Juan Carlos Korol e Hilda Sábato sostienen que los inmigrantes:
“Ya desde 1840 comenzaron a llegar desde Irlanda. Empujados por el hambre, la pobreza y el afán de buscar nueva fortuna; atraídos por un país en crecimiento, desconocido pero promisorio, lejano pero posible. Pocas décadas más tarde constituían una comunidad rica e influyente, que pasó a formar parte de esa sociedad compleja y heterogénea que se fue dibujando en el Río de la Plata a fines del siglo XIX”.
Los ensayistas señalan que la década de 1840 es un período clave en el proceso de inmigración, pues:
“En ese momento Irlanda atraviesa una profunda crisis, que agrava la situación socioeconómica de ese país y desata una corriente de emigración, contribuyendo a acelerar las tendencias estructurales que caracterizaban a la sociedad irlandesa a principios del siglo XIX”. Y aunque la emigración no es un hecho nuevo –agregan-, “es a partir de la hambruna que el proceso adquiere características de éxodo masivo de población” (2).
Con motivo del 152° aniversario de la Hambruna de Irlanda, el periódico Viajero Celta publicó a modo de homenaje un fragmento de un relato de Doreann Mc Dermott, quien fuera catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Mc Dermott considera que:
“Muy arraigados a su tierra, y con escasa inclinación a emigrar, es posible que la clase obrera y campesina nunca hubiese abandonado su país de no haberse producido la gran catástrofe de los años 1845 a 1849. Pero esos años fueron fatídicos y decisivos. Parecía como si de pronto todas las fuerzas de la naturaleza se hubieran confabulado para dar al traste con un pequeño país que, tras siglos de abandono y mala administración, carecía enteramente de reservas. Los verdes campos asolados por la terrible plaga de la papa; epidemias de tifus y escorbuto diezmando cruelmente a la población. En el breve período de aquellos cuatro años, dos millones aproximadamente de sus pobladores perecieron a causa del hambre o las fiebres, ya en su propia tierra, ya en el curso de los espantosos viajes a que les llevó el intento de salvarse” (3).
En 1845 la roya, plaga de la papa, ataca a la especie afectando una parte de la cosecha –escriben Korol y Sábato-: pero al año siguiente la pérdida es total. El hambre se expande. En 1848 la situación se agrava por una mala cosecha de granos, y si bien la roya va disminuyendo, continúan sus efectos, aún hasta 1850” (4).
Hacia el sur
Korol y Sábato consideran que había muchas desventajas en la elección de la Argentina como país para emigrar:
“Por una parte, una lengua diferente, costumbres desconocidas, y una cultura totalmente ajena a la propia aparecen como problemas adicionales a los que el traslado y el desarraigo imponen de hecho al que decide emigrar. Por otra parte, la distancia que separa a Irlanda de nuestro país se convierte en obstáculo insalvable para los sectores más pobres, que generalmente no pueden llegar más allá de Inglaterra, o con mucha suerte consiguen un pasaje para América del Norte. Finalmente, la infraestructura que se crea para fomentar y facilitar la emigración desde Irlanda hacia países de raíz anglosajona no puede compararse con la precaria organización que promueve el traslado de irlandeses hacia el Plata”.
“En general –explican- es la relación más o menos casual del futuro migrante con el núcleo de irlandeses que reside en Buenos Aires uno de los factores determinantes en su decisión de trasladarse al Plata”. Esa relación se denomina “cadena migratoria” y –según John Mc Donald- se la puede definir “como el movimiento por el cual los migrantes futuros, toman conocimiento de las oportunidades laborales existentes, reciben los medios para trasladarse y resuelven su alojamiento y su empleo inicial, por medio de sus relaciones sociales primarias con migrantes anteriores” (5).
Baily sostiene que:
“La mayoría está de acuerdo en que esencialmente, el concepto se refiere a los vínculos personales entre la familia, amigos, paisanos, tanto en la comunidad de origen como en la receptora los que influyen en la destinación, el asentamiento, las ocupaciones, la movilidad y la interacción social. Lo importante aquí es que el uso del concepto, más que ninguna otra idea en particular, nos permite aumentar el nivel de predicción en lo que se refiere a la operación del proceso migratorio, incluyendo la naturaleza de los patrones de residencia” (6).

La ruta




Imagen: www.irlandeses.org/