martes, 15 de abril de 2008

Pilar Cábana y Andres Barcos, mis padres

Pilar Cábana


Andrés Barcos



Mis hermanos y yo pasabamos los veranos junto a nuestros tíos Delia, Isabel y Ezequiel que permanecieron solteros toda su vida. Esos veranos fueron inolvidables en nuestras vidas por muchos motivos que ya iré contando.

En la familia de los Barcos por imperio de mi abuelo Fernando la tradición de mi abuela Mariana Mackey apenas dejó rastros en los cabellos rojizos de alguno de sus hijos. La familia siempre permaneció en el campo y todos los hijos, con excepción de Andrés, mi padre, tuvieron su actividad centrada en Payró y Arditi zonas rurales tanto de ganadería como de agricultura. Ya casada mi tía Fidela se trasladó a La Plata.

Los Barcos fueron hombres y mujeres de campo fuertemente arraigados a la tierra. El único de los hermanos que marchó a la ciudad a estudiar fue mi padre que fue puesto pupilo en el colegio “Sagrado Corazón” de La Plata para luego ingresar en la Facultad de Agronomía de la misma ciudad, donde se recibió de ingeniero. La huelga universitaria de 1918 por la autonomía de los claustros, retrasó su carrera por dos años y en ese tiempo conoció a mi madre. Casados en La Plata mi padre fue nombrado en el Ministerio de Agricultura. Tuvieron siete hijos, los tres mayores platenses y los cuatro menores en Bs. As. donde por fin la familia se radicó definitivamente.
Por parte de los Cábana había tradición católica firme y arraigada por las luchas religiosas que atravesó irlanda por eso en la familia de mi madre abundaron curas de la orden pasionista y monjas y se practicaba todo el ritual estrictamente pero los Barcos fueron más bien agnósticos y no practicaban la religión aunque sí bautizaban a sus hijos y respetaban a la iglesia.

De la unión de Andrés y Pilar nacimos los siete hermanos Barcos – Cábana: Pilar (h), Lucy, Andrés (h), Jorge, Mabel (devenida Alicia), Fernando y Teresita.
En esta familia, al principio, en vida de Granny Caty, se habló casi siempre en inglés (menos cuando estaba mi padre). Mis tres hermanos mayores fueron los primeros años al colegio Michel Hamm de Vicente López donde aprendían inglés pero luego mi padre cuando ya su muy querida suegra (y realmente él la quería mucho) murió, desterró el inglés. Luego todos fuimos a colegios en español con inglés o francés pero como una materia más y así el inglés lo fuimos perdiendo. Mi madre al quedar viuda y en una situación económica difícil, a los 70 años, comenzó a dar clases de inglés en una academia y a algunos de sus nietos la recuerdan como una profesora muy severa. También le enseñaba inglés al médico que me atendió a mí en el nacimiento de mis tres hijos.

La familia de mi madre entre tíos y primos era muy numerosa y las familias tenían desde cinco hasta el que llegó a tener trece, pero eso queda para otro capítulo de esta historia.

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